En su paseo por la CDMX, la Matadora de Italia se fue a buscar a su Jack en los mini Titanics mexicanos: las trajineras de Xochimilco. Ahí, ella y su guía Vïctor, bailaron, cantaron y echaron desmadre hasta morir. Después se fueron al clásico Coyoacán donde pudo disfrutar de un café y de la hermosa plaza.